viernes, 19 de junio de 2009


Recordaba tu delicia de palabras,
la tormenta oscura con que nublas mis oídos,
el grave desperezo del placer
que me regala cuentas insaciables...
Y he tenido que venir,
para decirte que me cuelo por tu boca a devorarte
y me bebo tu saliva redentora,
que me abrazo a tu lengua fugitiva, irreverente,
que recorro con los pies enamorados
esa cueva deliciosa que me baña con su sed cuando me toca,
que me lanzo a tu garganta, tobogán de fiebre,
con la ansiosa confusión de una fogata.

1 comentario:

Anónimo dijo...

SUGERENCIA

Toma
el sendero
que separa mis senos

resbala
tu antojo
por el
contorno
de
mis
caderas
ágil
recio
hasta que el gusto
te mire con dolor
y te sonría el dolor
lamiéndose de gusto

S
e
s
g
a
tu rumbo
hacia el
centro

sigue
pendiente
abajo

y cuando el jugo del instinto
anuncie mi locura
-Cazador-
escamotea y penetra al fondo

muy al fondo de la cueva

donde mi género
levanta la especie
y sostiene la esperanza.

Dina Posada