lunes, 1 de junio de 2009



Ya no cuento las mareas,
las olas que golpean mis caderas
ni las hebras que me atan a tus huellas dactilares.
Ya no cuento las maneras ni las veces que me llevas hasta el mar
y me devuelves húmeda y sedienta,
ya no cuenta nada que te aleje de mi aliento,
ya no cuento el beso que me dejas inconcluso
ni el intruso pensamiento que te aleja y te adormece.
Sólo siento el ángulo que gime y que por dentro me devora,
esa brasa que atraviesa mis grietas de hembra en celo,
los nudillos con saliva que me aprieto entre los muslos.
Sólo importa en esta húmeda encelada
tu murmullo en mis oídos
y tus manos,
a la espuma de mi cuerpo convocadas.

2 comentarios:

Héctor dijo...

¿Para que contar aquello que no cuenta?

Las palabras encierran aquello que deseamos entregar cuando convocamos un poema.

Una mujer dijo...

Hector, las palabras lo encierran absolutramente todo, lo que cuenta y lo que no, lo que entregas y lo que pides, lo que rehuyes o lo que buscas. Es la poesía la que te convoca a ti y puede llegar vestida de cualquier sentimiento, de cualquier sensación, sentarse en tus rodillas y lamerte el lóbulo de la oreja, o morderlo con lujuria.