martes, 12 de octubre de 2010




Dos almohadas para tres
y no saber cómo mirar al centro,
dos almohadas con su viento y su misterio de seis manos,
de tres bocas embebidas,
sus razones de aurigas descompensados.
Dos almohadas y el deseo en tres clavado
sobre cuatro ángulos de seda.
Dos almohadas con tres lados
y tres cuerpos,
y tres formas de amasar el beso en cada labio.