sábado, 28 de agosto de 2010

Poesía de la piel



Despertar


Había un sello,
una herencia, recatada y tremenda,
cruzaba mi sexo
y lo mataba.

Cuando empecé a mirar,
cuando empecé a tocar me vi
y estuve entonces cómo el ciego en el milagro;
me lavé la piel de buena y he vestido el rojo como velo.
Desmaquillada la mujer doméstica, la hembra en guerra
pinta ahora sus horas con el pecho apuntando hacia otras manos.
Mi mayor destino es hambre y carne abierta,
mis anhelos caen al cielo de un placer en tierra
y todo lo que guardo goza de mi lengua deliciosa,
todo aquello que me guarda grita mi nombre con deseo.




 
Odiseo hembra
 
Odiseo siempre en la tierra que se avista,
borracho de deseo ata el cuerpo
y deja que los ojos y la boca se llenen de lujuria.

Tengo el cuerpo en vilo,
sangre efervescente,
risa en las caderas.
El alma se marea con la nueva vida prometida,
se me enciende el pelo entre las manos de este sueño.
Sueño para dos, para tres, sueño entre las llamas,
pensamiento prohibido para un puerto dulce como el vino,
suave como un barco atracando en las entrañas.

Odiseo hembra con la puerta abierta,
los años de la espera deseando el viento húmedo
y el premio infiel de los sentidos.







Advertencia

Advierto a mi cuerpo de tus manos:
Son pesadas,
ascenderán por ti como grava caliente,
frenaran el flujo de tu piel, tu húmeda garganta,
saciarán sus dedos con tus pliegues,
sus uñas clavarán tu sexo desmedidas, llenaran sus yemas de ti,
pedirán tu grito cómplice de su lujuria.
Imitarán en su locura al amor,
pero sólo el deseo las guía.

Y mi cuerpo, mi cuerpo tenso escucha,
mi cuerpo de hambre de tus manos escucha la advertencia incendiándose con ella.
Cayendo por ella como cera derretida mi cuerpo queda suspendido por las ganas,
anhelando la llegada,
pidiendo el duro cerco de los dedos,
ansiándote las manos.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Una mezcla explosiva de imágenes y poemas! Pasa uno de los versos a las fotos, vuelta a los poemas, y lamenta no poder hacer ambas cosas a la vez.

Anónimo dijo...

Efecto de tus poemas