Puede un corazón subirte tanto al cielo
que en su carne abierta
y hasta el celo su mirada nutre el ansia.
Copa seminal, estremecida,
por deseo recorrida a fuerza de mirar y verte,
corazón abierto hasta la entraña,
vertical sabor de la lujuria,
fruta con la piel caliente y húmeda de un beso,
con la pulpa hábida, incendiada,
un corazón de fiebre convocada que a tu carne llama
y a tus dientes.